"¡Salvad a la reina primero!" Si las hormigas pudieran hablar, éste sería el grito de guerra que exclamarían ante una inundación. Un equipo de investigadores acaba de comprobar cómo para escapar del agua, estos pequeños insectos construyen balsas formadas por sus propios cuerpos y colocan a la reina en el centro de la estructura para protegerla.
El estudio lo han realizado Jessica Purcell y sus colaboradores de la Universidad de Lausana (Suiza), que se acercó a las llanuras del río Ródano (en Suiza y Francia), donde recogió cientos de hormigas de la especie Formica selysi. Más adelante, en su laboratorio, los científicos recrearon inundaciones para comprobar cómo actuaban.
El comportamiento de las hormigas cuando se encuentran en peligro se basa en el trabajo colectivo para luchar por la supervivencia y el bienestar del grupo. Por ello, ante la amenaza de una inundación de agua, las hormigas se encadenan unas a otras para crear balsas y así evitar lesiones e incluso la muerte.
La estructura que adoptan se debe al papel que desarrolla cada una dentro de la colonia y a la estructura jerárquica de su 'sociedad': en la base se colocan las larvas y pupas, después las hormigas obreras (aunque a veces algunas se colocan en la parte inferior de la balsa). Finalmente, se coloca a la hormiga reina en la parte superior y central, puesto que es la encargada de poner los huevos y aumentar el número de individuos en su colonia.
"Las hormigas protegen a los miembros más vulnerables y valiosos del nido colocándolos en el centro", explica Jessica Purcell en su estudio publicado en la revista Plos One. Sin embargo, la investigadora explica a EL MUNDO que le sorprendió que no se hiciese lo mismo con sus crías: "nos quedamos asombrados al observar que las hormigas colocasen a las crías en la base de la balsa".
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