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viernes, 30 de mayo de 2014

El VIH se hace más fuerte

El VIH se hace más fuerte y puede mutar. Esta es la conclusión principal a la que han llegado investigadores del Instituto de Investigación del sida IrsiCaixa, impulsado por la Obra Social La Caixa y el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, después de asociar las variantes más agresivas del virus con un rápido desarrollo de la enfermedad del sida.
Los resultados de la investigación, que se publican este viernes en la revista AIDS, demuestran que estas variantes agresivas del VIH están adaptadas a los perfiles genéticos más comunes de la población, algo que limita la respuesta del sistema inmunitario y, por tanto, favorece la rápida progresión de la infección por VIH a sida. Estos datos explican la evolución de la pandemia del VIH en Europa, que afecta a 35,3 millones de personas en todo el mundo según la Organización Mundial de la Salud pese a que entre 2001 y 2012 las transmisiones se han reducido un 33%, según Onusida. “Hemos observado que el VIH se está volviendo, lentamente, más fuerte. Es necesario insistir en la prevención de la infección por VIH, y facilitar la detección temprana y un acceso rápido al tratamiento”, han indicado los autores del estudio.
La infección por VIH puede llegar a ser crónica, siempre que se detecte pronto, haya acceso al tratamiento y una buena adherencia (que el paciente lo siga de forma adecuada). Sin embargo, algunos grupos de pacientes responden al tratamiento de manera diferente a lo habitual y presentan una progresión inusualmente rápida tras infectarse por VIH que deriva en el desarrollo del sida, lo que puede producir graves complicaciones en la salud del afectado. En un estudio previo realizado por la misma fundación en 2011, el 8 % de pacientes con fecha de infección por VIH conocida tuvieron una rápida progresión antes del final de tercer año desde que se infectaron. En esta ocasión, los investigadores han observado que más de la mitad de este tipo de pacientes desarrolló una rápida progresión antes, incluso, del primer año después de la infección.Los primeros casos de sida tuvieron lugar a principios de los años 80. Tras décadas de investigación, y aunque todavía no existe una cura para la infección por el VIH, la terapia antirretroviral ha demostrado ser altamente eficaz, contribuyendo a aumentar tanto la esperanza como la calidad de vida de las personas con el VIH. Alrededor de 9,7 millones de personas estaban en tratamiento con este tipo de fármacos en 2012, según la OMS, pero hay más de 19 millones más que lo necesitan y no tienen acceso a él.

Los investigadores del estudio intentan determinar qué características del VIH y qué rasgos del sistema inmunitario de estas personas influyen en la contención o en la progresión de la enfermedad. Lo que han encontrado son algunas características comunes en las variantes más agresivas del VIH que son capaces de infectar más tipos de células diferentes: se diseminan con mayor rapidez y mutan de tal manera que se hacen invisibles al sistema inmunitario, lo que impide desarrollar una respuesta temprana y efectiva.
Una de las mayores dificultades para certificar un caso de progresión rápida es determinar cuándo se produjo la transmisión del virus, algo que normalmente es difícil. Además, no existen pruebas aún que permitan constatar a priori que se está ante uno de estos casos. La búsqueda de las claves que permitan identificar estas variantes agresivas para hacer un diagnóstico temprano de la progresión rápida es la línea de investigación en la que continúan trabajando los expertos que han elaborado el informe. Esto facilitará empezar el tratamiento lo antes posible y mejorar la débil respuesta al tratamiento que se observa en estos pacientes.
Los autores del estudio sospechan que el virus replicará y mutará en aquellas personas que ignoran estar infectadas y, por tanto, no están en tratamiento, o en aquellas que pese a estar contagiadas no siguen el tratamiento correctamente. Estas situaciones facilitarían la transmisión del virus y, en caso de personas genéticamente similares, favorecería la adaptación del VIH al sistema del nuevo individuo infectado, que sería incapaz de controlar la infección. “La agresividad de estas variantes del VIH se debe al hecho de que el virus que infectó a esas personas ya estaba adaptado a su respuesta inmunitaria”, ha explicado la investigadora Julia García-Prado, coautora del informe.

jueves, 29 de mayo de 2014

Si no le duele vivirá más

¿Y si la esperanza de vida dependiera de la capacidad para soportar el dolor? Un grupo de investigadores de la Universidad de California, en Estados Unidos, ha encontrado un vínculo entre el dolor y la longevidad. En un experimento con ratones, a los que eliminaron un receptor del dolor, los ejemplares que sintieron menos dolorvivieron durante más tiempo que otros. El hallazgo, publicado en la revista «Cell», ofrece una nueva mirada a esa carrera científica para frenar las enfermedades relacionadas con el envejecimiento y promover la longevidad humana.
La pista del dolor no es nueva. Otros grupos de investigación ya sospechaban de que debía existir un vínculo entre el sufrimiento físico y el acortamiento de los años de vida. Por ejemplo, se sabe que las personas con dolor crónico tienen una esperanza de vida más corta. Y también en el laboratorio, se ha visto cómo a los gusanos y moscas a los que les faltan neuronas sensoriales viven más de lo esperado. Pero es la primera vez que este vínculo entre dolor y años de vida se observa en mamíferos.

Más longevidad en las hembras

Los ratones del estudio, con los que trabajó el equipo de Andrew Dillin, no tenían los receptores sensoriales que les permiten reaccionar a quemaduras y al insoportable picor de una guindilla en la comida. Estos ejemplares vivieron un 12 por ciento más de tiempo que los que mantenían esos receptores sensitivos. En el caso de las hembras, la esperanza de vida fue mayor y llegó hasta un 16 por ciento más.
Además de vivir más tenían factores demostraron algunos síntomas de juventud. Pese a ser mayores podían metabolizar el oxígeno mejor y tenían más células pancreáticas, las células productoras de insulina. Así metabolizaban mejor la glucosa y no tenían diabetes, otra enfermedad relacionada con el envejecimiento.

Adiós al efecto protector del dolor

Ahora la clave está en encontrar una fórmula en traducir estos hallazgos a un tratamiento beneficioso para el ser humano. El reto es grande porque prescindir de la sensación de dolor también puede poner en riesgo nuestras vidas. El dolor actúa como una señal de alerta para protegernos de agresiones.

Las mujeres con pareja tienen mejor pronóstico y sobreviven más al cáncer de mama

Las mujeres con pareja tienen un mejor pronóstico y mayor supervivencia en los casos de cáncer de mama, independientemente de las características del tumor, según un estudio internacional en el que ha participado el Hospital Vall d'Hebron y que revela la importancia del factor emocional en esta enfermedad.
El estudio, que se presentará en el 50 Congreso de la Sociedad Americana de Oncología (ASCO), ha sido realizado entre 549.589 mujeres con cáncer de mama en estadios del I al IV, llevado a cabo entre 1990 y 2010, y concluye que el estado emocional y sentimental puede influir en el pronóstico de la enfermedad.
Según ha explicado el director del Programa de Cáncer de Mama y Melanoma del Hospital Vall d'Hebron, Javier Cortés, el trabajo ha comprobado que las mujeres con pareja, con una media de edad de 56 años, tiene un mejor pronóstico del cáncer cuando se diagnostica la enfermedad, al margen de si el tumor es grande o pequeño.
«La supervivencia es un 20% mayor en pacientes casadas o con pareja que en las que no lo están y en casos de cáncer metastásico es de un 7%.¡Pocos fármacos han demostrado un beneficio tan importante!», ha exclamado Cortés.
Según el estudio, en las mujeres casadas o con pareja con cáncer de mama su supervivencia es del 89% a los 5 años, mientras que entre las pacientes no casadas (en las que se incluyen aquellas que nunca se han casado, separadas y viudas), con una media de edad de 65 años, la supervivencia es del 82 %.
Además, en el caso de las mujeres casadas, que representan el 56,8% de la muestra, el estudio demuestra que el cáncer de mama se detecta en una fase inicial y que los tumores son más pequeños, ha añadido el especialista.
Los resultados del estudio también muestran que la mejora de la supervivencia entre las mujeres casadas es más grande cuanto más avanzada está la enfermedad. Así, entre las pacientes en las fases I, II, III y IV del cáncer de mama se observa una mejora significativa a los 5 años de un 1%, 3%, 9% y 7%, respectivamente.
Cortés también ha explicado que parece que también podría existir una relación entre el estado civil y la edad en la que se diagnostica la patología: «En el caso de las mujeres sin pareja el porcentaje de supervivencia empeora con el paso de los años».

Mayor beneficio en mujeres más mayores

El estudio indica que, con independencia del estadio y la biología del tumor, existe un factor emocional que influye en el pronóstico del cáncer de mama. Según Cortés, «aspectos psicológicos, estar animado, tener una actitud positiva, influye en el diagnóstico del cáncer de mama en particular y de otros en general, como en el cáncer colorrectal, el de vejiga o los hematológicos».
Las causas de este factor emocional se desconocen, pero Cortés ha apuntado que posiblemente «el sistema inmunológico se ve afectado por el estado de ánimo».
«No disponemos de cifras, pero lo vemos en las consultas, una persona con apoyo familiar, con una actitud positiva, no depresiva, mejora más que una persona sola y con actitud depresiva», ha explicado el médico, que espera que ahora puedan «objetivar y explorar cuáles son las causas que hacen que los factores emocionales o sociales afecten en un mejor o peor pronóstico del cáncer de mama».
El estudio también ha revelado que el impacto del estado civil sobre el pronóstico de la enfermedad parece más grande entre las pacientes de edad avanzada en comparación con las pacientes más jóvenes. Según los médicos, las causas son multifactoriales, pero podrían deberse a una biología más agresiva en el caso de las mujeres jóvenes y a una creciente necesidad de un sistema de apoyo entre las pacientes más mayores.

domingo, 27 de abril de 2014

Cinco fallos de memoria que nos afectan a todos

Ideas plagiadas sin saberlo, incapacidad para reconocer a la persona con quien hablamos o tener una palabra en la punta de la lengua, pequeñas «psicopatologías» de la vida cotidiana que nos afectan todos

1-Te conozco... Pero no sé de qué
¿A quién no le ha ocurrido en alguna ocasión?: Te encuentras con alguien que te habla con gran familiaridad, sabes que le conoces,pero no consegues ubicarle. ¿Un compañero de trabajo tal vez? ¿Alguien del gimnasio? La sensación es muy incómoda... Tratas de extraer pistas de la conversación, pero nada... En ocasiones no queda más remedio que comentar, “perdona, pero no consigo ubicarte”. Otras veces, por cortesía, poner cara de póquer y tratar de salir del paso.
Este es uno de los ejemplos más típicos de “paramnesia” cotidiana, es decir, distorsiones de la memoria. El término paramnesia fue introducido por el médico alemán Emil Kraepelin, considerado el fundador de la psiquatría moderna. Esta incapacidad para ubicar a una persona que conocemos pero que vemos fuera del lugar habitual con el que normalmente la asociamos es una paranmesia dereconocimiento sin recuerdo.
A estos errores aparentemente sin importancia, Sigmund Freud los denominaba parapraxias y forman parte de la “Psicopatología de la vida cotidiana”, una obra que publicó en 1901. El padre del psicoanálisis denominaba actos fallidos a estas experiencias, que considera frutos de deseos ocultos, o de traiciones del “inconsciente”.
2-Lo tengo en la punta de la lengua
“Lo tengo en la punta de la lengua”, decimos gráficamente. Sin embargo, lo que aflora a nuestra mente son otras palabras parecidas, pero no la específica que estamos buscando: las que empiezan igual, las que suenan parecido, los sinónimos... Es también frecuente que ocurra con los nombres propios.
Las personas bilingües son más propensas a estas malas pasadas de la memoria, que como en el caso anterior se encuadran en las paramnesias del recuerdo. Un truco que suele funcionar para encontrar la palabra adecuada es no empeñarse en buscarla, porque cuando lo hacemos afloran también las similares y compiten con la “buena”. Si distraemos la atención un momento es más fácil que aflore la correcta. Estos fallos de memoria se acentúan con la edad.
3-¿Cómo he llegado hasta aquí?
Otra inquietante sensación que a casi todos nos ha asaltado alguna vez y que puede ocurrir, por ejemplo, cuando conducimos o cuando recorremos a pie un camino muy habitual: ¿Cómo he llegado hasta aquí? No logramos recordar los detalles del camino, que evidentemente hemos recorrido. Parece como si hubiera habido un salto en el tiempo.
En realidad es un efecto del “sobreaprendizaje” y se produce cuando llevamos a cabo actividades que tenemos tan interiorizadas que podemos hacer casi de forma automática, sin prestar atención. De hecho este fenómeno, conocido también como laguna temporal,suele ocurrir precisamente por esa falta de atención, innecesaria cuando tenemos hábitos muy automatizados que no requieren nuestra supervisión. Es lo que ocurre en el camino a casa que hacemos todos los días. Sólo algo que rompa la secuencia habitual es capaz de hacernos pasar del “modo automático” al “manual”.
Algo parecido nos pasa cuando, repentinamente nos asalta la duda de si hemos cerrado con llave la puerta de casa o del coche. Ocurre porque es algo que hacemos “de oficio”, sin prestar atención y cuando intentamos recordarlo nos resulta muy difícil. Suele funcionar tratar de recordar lo que estábamos pensando cuando llevábamos a cabo esa mecánica acción. Gracias a ello, puede aparecer la imagen de lo que queremos comprobar.
4-¡Qué idea tan genial! ¿...O no?
En ocasiones los recuerdos no se reconocen como tales, sino que se experimentan como ideas originales. Y es más habitual de lo que podríamos pensar. En especial se pone de manifiesto en el mundo artístico (hay casos famosos de denuncia de plagio que pueden ser inconsciente) y también en el científico. Pero es probable que a todos nos haya pasado alguna vez, aunque no nos hayamos dado cuenta de ello, ya que es muy habitual.
Creemos que hemos tenido una idea genial, aunque en realidad ha salido de nuestras lecturas o de algo que hemos escuchado. Sin embargo, cuando la idea aflora, la sensación de familiaridad que debería acompañarla no se produce y se experimenta como original y propia. Se cree que se debe a que ese recuerdo no se ha integrado en la memoria episódica. A este fenómeno se le denomina “criptomnesia” o recuerdo oculto. En este caso se trata de una paranmesia de recuerdo sin reconocimiento, el caso inverso a los anteriores de la punta de la lengua o la incapacidad para recordar de qué conocemos a alguien.
Este fallo de memoria fue alegado por el abogado de George Harrison para defenderle de la acusación de plagio por su canción «My Sweet Lord». Incluida en el álbum “All Things Must Pass”, publicado tras la disolución de Los Beatles, la canción recordaba sospechosamente a otra de la banda femenina de los 60 “The Chiffons”. El hecho no “pasó desapercibido” y fue denunciado. Finalmente, después de varios años de litigio, Harrison fue multado por "plagio inconsciente" o ciptomnesia.
5-¡Esto ya lo he vivido!
La sensación de vivir de nuevo un fragmento de nuestra propia vida no es infrecuente. Seis de cada diez personas la experimentan al menos una vez en la vida, sobre todo en la juventud o en determinadas condiciones como agotamiento, estrés, traumas o enfermedad. El cine y la literatura se han ocupado de esta sensación denominada Dèjá vu o “ya visto” para darle explicaciones fantásticas. La neurociencia ofrece una versión más ajustada a la realidad.
La expresión “dèjá vu” o “ya visto” lo acuñó el filósofo Emile Boirac en 1876, aunque probablemente se inspiró en el poema “Caleidoscopio” del escritor francés Paul Verlaine, que empleó realmente la expresión “dèjá vecu” o “ya vivido”. Finalmente, en 1896, el doctor Arnaud introdujo el término “dèjá vu” en la literatura científica, para referirse a esas experiencias que nos producen la sensación de “ya vistas” o “ya vividas”.
Esa sensación vaga de repetición asociada al «déjà vu» (ya visto) es conocida desde antiguo y llevó a los seguidores de Pitágoras a considerarla una prueba de la reencarnación. Una idea que aún sigue pareciendo atractiva a muchos, a pesar de que para los expertos carece de fundamento científico. Sigmund Freud creía que estas experiencias eran consecuencia de deseos reprimidos o recuerdos relacionados con un acontecimiento estresante que ya no eran accesibles a la memoria. Se trataría, desde su teoría, de un mecanismo de defensa que nos protege frente a las vivencias traumáticas.
Para Douwe Draaisma, profesor de Historia de la Psicología de la Universidad de Groningen (Holanda), «los “déjà vu” son el producto de tres ilusiones: Se perciben como un recuerdo, aunque no lo son; te hacen creer que sabes lo que va a ocurrir cuando en realidad no puedes predecir nada; y producen un temor vago que carece de fundamento», explica esu libro «Por qué el tiempo vuela cuando nos hacemos mayores» (Alianza Editorial, 2006).
Para Draaisma, la explicación más plausible es la que propuso en 1906 el psicólogo holandés Gerard Heymans y que estudios posteriores parecen corroborar: la sensación de «déjà vu» se produce por un fallo momentáneo en la concentración que hace que percibamos débilmente lo que nos rodea. Recuperada la concentración, percibimos de nuevo plenamente la situación, y además nos llega un vago eco de la anterior percepción que es precisamente lo que nos provoca la inquietante sensación de familiaridad. Esta teoría explicaría por qué la sensación de «ya visto» suele aparecer preferentemente en situaciones de estrés.
Habitualmente la sensación de «ya visto» tiene un inicio repentino y se interrumpe con rapidez precisamente por el asombro que causa la propia experiencia de creer recordar algo que, en realidad, está sucediendo en ese preciso instante, lo que hace que su estudio sea bastante escurridizo.

lunes, 31 de marzo de 2014

El alzhéimer podría estar relacionado con infecciones por hongos

Un grupo de científicos ha observado que los pacientes con alzhéimer poseen elevados niveles de proteínas y polisacáridos de origen fúngico en la sangre, lo que demuestra la existencia de micosis diseminadas en estos pacientes.

“Además, el análisis directo de muestras de cerebro de pacientes fallecidos indica de manera clara la existencia de proteínas fúngicas, demostrando que existe invasión de hongos en el sistema nervioso central”, declara Luis Carrasco, catedrático de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en España, y director del equipo responsable de la investigación.

El trabajo, publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease, fue llevado a cabo por investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), centro mixto UAM-CSIC, con la colaboración del Instituto de Salud Carlos III.

En estudios anteriores el mismo equipo había demostrado la existencia de infecciones fúngicas en pacientes con otras enfermedades neurológicas, como algunas retinopatías y la esclerosis múltiple.


De este modo los expertos llegaron a la conclusión de que existen diversas especies de hongos en un mismo paciente y que pueden variar de un paciente a otro: “Esto está de acuerdo con la evolución y severidad de los síntomas, que es muy variada”.  

Para los investigadores estas evidencias sobre la existencia de infecciones fúngicas en pacientes con la enfermedad de Alzheimer abre un nuevo campo de investigación de la etiología de esta enfermedad. “Estudios futuros en este sentido servirán para determinar el papel desempeñado por las micosis diseminadas en la aparición y desarrollo del alzhéimer”, detallan. 

Entre las enfermedades neurodegenerativas, la enfermedad de Alzheimer es una de las más graves, afectando fundamentalmente a personas de edad avanzada. Los pacientes con esta patología presentan problemas cognitivos, en algunos casos demencia, y en la mayoría existen deficiencias vasculares en el sistema nervioso central. Sus causas son objeto de una intensa investigación en muchos laboratorios de todo el mundo. 


Fuente:http://noticiasdelaciencia.com/not/9953/el_alzheimer_podria_estar_relacionado_con_infecciones_por_hongos/

Mucho más cerca del genoma humano

Ayer, el profesor Jef Boeke no pudo pasar mucho tiempo en el laboratorio. Dedicó el día a atender a llamadas y visitas de medios de comunicación de todo el mundo, entre ellos el periódico ABC, desde su oficina en el Langone Medical Center de la Universidad de Nueva York (NYU). Su nombre se coló en todos los periódicos e informativos a nivel global por liderar el grupo de científicos que ha logrado fabricar el primer cromosoma sintético de la levadura, un organismo vivo complejo. «No, definitivamente esto no es crear vida artificial», explica sobre su logro de construir un cromosoma e introducirlo en una célula de levadura. «Es como crear un nuevo programa de software y meterlo en el ordenador».
Lo interesante es que el equipo de investigadores de todo el mundo liderado por Boeke han podido construir un cromosoma funcional sin imitar a la Naturaleza. Los científicos, que han publicado su descubrimiento esta semana en la revista «Science»introdujeron cambios en las secuencias de nucleótidos, los ladrillos químicos que forman los genes, sin que eso afecte al organismo.
Boeke reconoce que es «el siguiente gran paso en investigación genética» y lo compara con otro hito científico de nuestro tiempo, la creación de una célula sintética por parte deCraig Venter. En aquel caso, Venter reconstruyó todo el ADN de una bacteria, un organismo menos complejo que la levadura, cuya complejidad genética es similar a la de los animales y plantas. Buscando un símil en la escritura, Boeke asegura que «Nosotros hemos sido capaces de escribir capítulo a capítulo, podemos escribir diferentes libros. Craig Venter escribió un libro de una vez». La consecuencia, según Boeke, es que el resultado fue que Venter «acabó creando algo muy conservador, una bacteria muy similar a la bacteria real, lo que no condujo directamente a desarrollar otros líneas de trabajo útiles».

Boeke no tiene reparos en comparar también la diferencia de recursos entre ambas líneas de investigación. Venter dedicó 15 años y 40 millones de dólares en construir la célula sintética, mientras que el investigador de NYU -aunque el proyecto comenzó en Johns Hopkins- sólo ha contado con «entre dos y tres millones de dólares» y la colaboración de una extensa red de colegas, muchos de ellos estudiantes en sus primeros años universitarios.
Para el investigador, el descubrimiento proporciona «ante todo, una gran plataforma para la investigación de biología básica y para la creación de productos biotecnológicos». A corto plazo, se podrá utilizar en la industria del alcohol para diseñar levaduras que toleren mayores volúmenes de alcohol o en la industria energética para conseguir biocombustibles más eficientes.
El siguiente paso en su trabajo será construir el genoma sintético completo de la levadura, «que se podría conseguir dentro de dos o tres años. La síntesis de ADN es cada vez más barata», explica. Entonces, se abrirá un inmenso abanico de posibilidades en el que se podrán introducir genes de otros organismos y lograr nuevas capacidades e incluso ampliar la investigación a animales y plantas.

Dilemas éticos

¿Este avance nos pone más cerca de ser capaces de construir el genoma de un ser humano? Boeke no niega estár «más cerca», pero lo descarta, además de por consideraciones éticas, «porque no sabríamos qué hacer con ello. Sería demasiado complejo».

«Donde sí se conseguirán grandes mejoras es en terapia génica, dentro de cinco o diez años», reconoce el investigador, cuyo trabajo también podría permitir el avance en el diseño y producción de antibióticos.
Boeke continuará su trabajo para fabricar el genoma completo de la levadura durante los próximos años con científicos e instituciones de China, Singapur, Australia y Reino Unido y prefiere no poner límites a lo que la ciencia procurará en el futuro.
«Hace quince años, en una cafetería de la Universidad de Stanford discutía con un colega si algún día sería posible sintetizar el genoma. Nos parecía una locura, algo imposible. La ciencia cada vez nos sorprende más, es imposible saber qué será lo próximo»,concluye.

El corazón de un astronauta se vuelve casi un 10% más esférico en el espacio

Este descubrimiento realizado por un equipo de científicos de la NASA, es debido, al parecer, a los largos períodos demicrogravedad a los que se ven sometidos los astronautas que viajan al espacio. Este cambio en la anatomía del corazón podría llevar a que los cosmonautas sufrieran de problemas cardíacos.

El estudio, que fue realizado a 12 astronautaspara probar las implicaciones a nivel de salud del corazón de una futura misión tripulada aMarte, plantea que los vuelos espaciales por períodos largos de tiempo pueden afectar negativamente a la salud de los astronautas.

Los científicos tomaron imágenes del corazón de los astronautas participantes usando máquinas de ultrasonido instaladas en la Estación Espacial Internacional (ISS), que proporcionaron datos sobre la forma del corazón antes, durante y después del vuelo espacial. Los resultados mostraron que el corazón en el espacio se hace un 9,4% más esférico, tal y como habían predicho los investigadores con modelos matemáticos sofisticados desarrollados para el proyecto.

La validación de estos resultados, que se presentarán en la 63º Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología, en Washington (EEUU) indican, de cualquier forma, que la forma más esférica del corazón de los astronautas parece ser temporal, ya que al regresar a la Tierra el corazón vuelve a su estado alargado normal.

"Eso puede tener consecuencias graves al regresar a la Tierra, así que estamos investigando si se pueden tomar medidas para evitar o contrarrestar esa pérdida", afirma James Thomas, presidente de Imagen Cardiovascular y científico líder de Ultrasonido en la NASA.

miércoles, 5 de marzo de 2014

La momia de una mujer inca sacrificada a golpes

Hace 500 años, en el sur de Perú, una mujer inca fue sacrificada a golpes en una macabra ofrenda ritual. Ésta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de científicos alemanes tras analizar su cuerpo momificado, descubierto hace más de 100 años, en 1904.
Además, a partir de las pruebas de ADN realizadas a esta impresionante momia, los investigadores han comprobado que esta mujer padecía la enfermedad de Chagas, considerada en la actualidad como una de las enfermedades tropicales más desatendida del mundo, según la Organización Mundial de la Salud, y que afecta sobre todo a poblaciones de países pobres o en vías de desarrollo.
En su estudio, publicado en la revista Plos One, los científicos detallan que la víctima del sacrificio ritual tenía aproximadamente 20 años, y que murió «probablemente en alguna costa del sur de Perú», declaran. Después, fue momificada.
También han comprobado que las cuerdas, que utilizó para las dos trenzas que llevaba cuando se produjo su sacrificio, se fabricaron con un material característico de Sudamérica, y que las facciones de su rostro son típicos del pueblo Inca.
La momia se encontró en Alemania en 1904. Se cree que llegó hasta Europa después de que una princesa bávara la trajera de regreso de una expedición a Sudamérica en 1898. No se sabe su procedencia concreta, pero, en base a un análisis de isótopos estables de sus huesos y el cabello, se ha determinado que su dieta era rica en pescado. Por tanto, los investigadores consideran probable que vivía cerca de la costa.
Gracias a las técnicas de reconstrucción tridimensional que realizaron en su laboratorio, el equipo de científicos, de la Universidad de Munich, encontró una profunda lesión en el cráneo de la momia. El análisis de este impacto les llevó a concluir que debió sufrir una muerte rápida a causa del golpe.
«Las técnicas actuales ofrecen tal riqueza de información que podemos reconstruir aspectos de las vidas, las enfermedades y la muerte de personas que vivieron hace cientos y miles de años», señala Andreas Nerlich, uno de los autores del estudio.
Nerlich apunta a que la niña probablemente nació en un entorno pobre. «El parásito del Chagas que le había infectado vive en las paredes de adobe típicas de clases sociales bajas, no en casas de piedra o mejor equipadas, con un entorno más limpio», explica en declaraciones a la BBC.
La enfermedad de Chagas, según destaca este investigador, sigue siendo endémica en Sudamérica, especialmente entre la población que viven en la pobreza, y puede ser mortal si no se trata a tiempo. De hecho, Nerlich considera que por los síntomas que presenta la momia, le quedaba poco tiempo de vida, incluso aunque se hubiera escapado de sus asesinos.
En el imperio Inca, las jóvenes se sacrificaban a menudo como ofrendas al dios del Sol en sus rituales religiosos. Tras el sacrificio, los padres de la hija sacrificada y la comunidad donde vivía adquirían un gran prestigio y respeto. Sin embargo, la arqueóloga Emma Brown, del departamento de ciencias arqueológicas en la Universidad de Bradford (Gran Bretaña), que no ha participado en el estudio, considera que no hay suficientes datos para concluir que esta mujer fue víctima de un sacrificio ritual.
Según señala esta experta, los sacrificios solían llevar a cabo cuando la chica tenía 13 o 14 años. «Esta joven, por tanto, tenía más edad que las mujeres que generalmente morían en estos rituales», concluye.

lunes, 17 de febrero de 2014

Las redes sociales nos hacen parecer menos inteligentes

Estar conectados a nuestros perfiles de Twitter y Facebook a cada momento nos hace parecer más inteligentes, pero en realidad merma nuestras capacidades intelectuales, según afirma un nuevo estudio publicado por la Royal Society. Las redes sociales constituyen una fuente primaria de información para muchos usuarios, aunque algunos estudios afirmen que leemos noticias sin pretenderlo  y que en realidad siempre nos conectamos para saber qué hacen nuestros conocidos. Sea de casualidad o no, leer los artículos publicados por nuestros contactos nos hace estar al tanto de lo que ocurre, pero no agudiza nuestro intelecto, ya que la sobreinformación a la que nos exponemos a través de las redes disminuye nuestra concentración, contemplación y reflexión, ha demostrado este trabajo.

Para obtener esta conclusión, los investigadores entrevistaron a un grupo de 100 universitarios divididos en cinco grupos que utilizaban redes sociales diferentes y asignadas al azar. La mitad de los voluntarios estaban conectados con todos los demás, mientras que el 50 por ciento restante no tenían ningún tipo de conexión con el resto. Los científicos sometieron a los participantes serie de preguntas basadas en el razonamiento analítico para comprobar su nivel intuitivo. Los resultados mostraron que los primeros eran más propensos a reproducir las respuestas correctas de sus contactos que a razonar las suyas propias. Las redes sociales ayudaban a los voluntarios a elegir mejores respuestas, pero les eximían de aplicar su propio razonamiento analítico.

La tendencia a copiar "hace que parezcamos más inteligentes cuando en realidad cada vez pensamos menos", concluyen los autores del estudio. En vista del hallazgo, quizá debamos buscar fuentes de información alternativas y desistir en nuestro empeño de aparentar intelecto en nuestros perfiles digitales, sobre todo los hombres, que son quienes intentan parecer más eruditos.

¿La teoría de la evolución afecta todavía al ser humano?

El 12 de febrero de 1809 nació Charles Darwin, el naturalista británico que cambió por completo nuestra visión de la vida, basada hasta entonces en la creación divina. Hace 200 años no se sabía nada sobre el origen de los primeros organismos vivos y de qué forma habían sentado las bases de la exuberante riqueza biológica de nuestro planeta. Charles Darwin postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el paso del tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural. La selección natural se basa en que determinados organismos presentan variaciones hereditarias que les capacitan para vivir más y dejar mayor descendencia que otros, de forma que a largo plazo, generación tras generación, se produce una acumulación de características favorables que mejora la adaptación de la especie a su entorno.

Existe cierta controversia en la comunidad científica acerca de si el ser humano continúa evolucionado, y por tanto, experimentando cambios en su genoma que lo hagan irreconocible en cuestión de siglos. Algunos investigadores se muestran convencidos de que la selección natural ha dejado de afectar a la humanidad gracias a los avances tecnológicos, que permiten, por ejemplo, la manipulación genética del cigoto. Sin embargo, los más sugieren que el hombre sigue en constante evolución y que las selecciones natural y sexual se mantienen aún vigentes en nuestra especie, ya que no hemos alcanzado en absoluto el grado máximo de adaptación al entorno, cada vez más cambiante debido, precisamente, a dicho desarrollo tecnológico.

Estos son algunos de los cambios experimentados por el ser humano durante los últimos miles de años y que demostrarían que aún estamos sujetos a la evolución:

Menos inteligentes: Según un estudio de la Universidad de Umea (Suecia), el ser humano ha visto reducido su cociente intelectual en las últimas décadas debido a que las personas más inteligentes optan por tener menos hijos, mientras que las personas con genes menos favorables aumentan su descendencia.

Cerebros más pequeños: Las últimas mediciones revelan que el volumen medio del cerebro del ser humano ha disminuido un 10% en los últimos 30.000 años, es decir, lo equivalente a una pelota de tenis. Según los expertos, esta reducción del cerebro tiene su explicación en que hemos desarrollado formas de inteligencia más sofisticadas y dependemos en menor medida de la materia gris que controla nuestro cuerpo para sobrevivir.

Mejores músicos: Según diversos estudios, la habilidad musical es un índice de buenas capacidades de aprendizaje o de motricidad fina, lo que explicaría el mayor éxito reproductivo de quienes la practican. Por otro lado, el hombre ha desarrollado una predisposición innata al baile desde su nacimiento, también considerado un indicador de habilidades sociales y capacidad de comunicación.

Monógamos: Un estudio de la Universidad de British Columbia (Canadá), afirmaba que las comunidades que permiten a los hombres tener varias esposas desarrollan una mayor tasa de violencia, pobreza y desigualdades de género, mientras que la monogamia reduce la competitividad masculina, disminuyendo así los problemas sociales asociados y asegurando una mayor longevidad.

Mejores cocineros: La carne cocida proporciona más energía que la carne cruda, según ha demostrado un equipo de investigadores de la Universidad  de Harvard (EE UU). Este hallazgo sugiere que los seres humanos están biológicamente adaptados para aprovechar los beneficios de los alimentos cocinados.

Mentirosos: Algunos investigadores sugieren que saber mentir supone una ventaja evolutiva, ya que los conflictos de intereses provocan que en la naturaleza se favorezca a los individuos que suprimen o tergiversan la información.

Más lectores: Según una investigación llevada a cabo por los investigadores estadounidenses Jonathan Gottschall y Joseph Carroll, la literatura favorece comportamientos sociales que cumplen una función adaptativa y nos incita a combatir impulsos básicos y trabajar de forma cooperativa.

Resuelto el misterio del origen de los primeros nativos americanos

Investigadores de la Universidad de Copenhague encontraron junto al esqueleto de un niño de entre 12,600 y 13,000 años de antigüedad, hallado en un cementerio en Montana (EEUU), un centenar de herramientas cubiertas de ocre rojo, típico de la cultura Clovis, una de las civilizaciones más antiguas de nativos americanos. La secuenciación del ADN de este esqueleto ha dado la clave para ubicar finalmente los orígenes de esta cultura de cazadores. La investigación ha sido publicada en la revistaNature.

El origen de esta civilización y su herencia genética siempre han sido motivo de debate. Tras la secuenciación del genoma de este esqueleto, al que bautizaron como Anzick-1 (ya que correspondía a un niño de entre un año y año y medio), los investigadores han confirmado que el individuo pertenecía a una población ancestral estrechamente vinculada con muchos nativos contemporáneos. Esta conclusión refuta, por tanto, la llamada “hipótesis Solutrense” que sugería que los antepasados de los Clovis emigraron desde el suroeste de Europa hace más de 15.000 años.

El estudio del ADN del niño fue reconstruido a raíz del uso de virutas de hueso recogidas del cráneo, lo cual ha supuesto un enorme desafío a nivel científico, ya que solo había alrededor de un 1% de ADN humano en los restos; el otro gran porcentaje lo componían bacterias que habían invadido el esqueleto después de la muerte.

Gracias a este nuevo descubrimiento, queda demostrado claramente que la ascendencia de los primeros americanos se remonta a Asia, concretamente a la zona de Siberia, quienes emigraron a América Central y América del Sur aprovechando el deshielo de los glaciares hace 17.000 años. Así, los descendientes de estos pobladores fueron lo que desarrollaron la cultura Clovis, de la que proceden la mayoría de nativos americanos.

jueves, 30 de enero de 2014

Rematar de cabeza, un riesgo para el cerebro y la memoria

El fútbol es uno de los deportes más populares en todo el mundo. Los jugadores son vistos como ídolos y en algunos casos reciben importantes sumas de dinero por su pericia en el manejo del balón. Pero, ¿podría tener el fútbol algún coste para ellos? Puessegún los datos publicados en la revistaRadiology, podría depender del número de veces que le den al balón con la cabeza. Michael L. Lipton y sus colaboradores han investigado si existe alguna relación entre golpear de cabeza el balón y la presencia de evidencias subclínicas de daño cerebral traumático.

Un total de 37 jugadores de fútbol amateurs participaron en el estudio, en el que se les pidió que completaran un cuestionario sobre la cantidad de golpes al balón que habían dado con la cabeza en los 12 meses anteriores al test, así como la historia de traumatismos previos. Todos ellos completaron una evaluación de las funciones cognitivas con una batería de test por ordenador y, además, se les realizaron resonancias magnéticas con tensor de difusión, un método que permite analizar la estructura de las fibras de la sustancia blanca cerebral.

Los resultados mostraron que los futbolistas participantes en la investigación habían dado una media de 432 golpes al balón con la cabeza durante el año anterior al estudio. El hecho de propinar cabezazos al balón se asoció con una menor anisotropía fraccional en zonas temporo-occipitales del cerebro, señalando alteraciones en la microestructura de la sustancia blanca cerebral. Este dato, a su vez, se asoció con peores rendimientos en los test de memoria, sobre todo al sobrepasar los 1800 golpes al año. Hacer deporte es generalmente saludable, incluso económicamente rentable para muchos, pero podría no estar exento de riesgos para la salud cognitiva. Cuídate y no olvides entrenar también tu cerebro.

Medicamentos para Enfermedades Olvidadas logra el premio Fronteras del Conocimiento



Fuente: http://www.muyinteresante.es/salud/video/medicamentos-para-enfermedades-olvidadas-logra-el-premio-fronteras-del-conocimiento-511a

Los bajitos son más miedosos y paranoicos

Si eres de baja estatura o al menos estás convencido de ello, tienes una personalidad tendente a la inferioridad y a sentirte amenazado por los demás. Esta es la conclusión de un nuevo estudio publicado en la revista especializada Psychiatry Research, que reafirma las desventajas de no sobrepasar no el metro y medio, puesto que los individuos menudos tienen más posibilidades de sufrir cardiopatías, además de cobrar menos y ser percibidos como peores líderes.

El equipo de científicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido) ha concluido en su investigación que las personas que ven el mundo desde una altura inferior tienen una autoestima más baja y manifiestan un mayor recelo ante quienes les rodean, pudiendo desarrollar incluso pensamientos delirantes y paranoicos. Para constatar dicha hipótesis, el equipo hizo que 60 mujeres adultas de personalidad negativa visualizaran una grabación de realidad virtual que simulaba la visión de una persona de baja talla. Los resultados mostraron un vínculo entre el estado anímico del individuo y la sensación de estar por encima o por debajo de la estatura media.
 
En palabras de Daniel Freeman, profesor de psicología clínica y autor principal de la investigación, “la altura es concebida en el entorno social como un rasgo que confiere autoridad y éxito”, de modo que nuestra percepción de la misma, se ajuste o no a la realidad, resulta determinante a la hora de sentirnos poderosos o inseguros. Este curioso hallazgo podría ayudar a desarrollar tratamientos psicológicos más efectivos para la paranoia severa.

Los humanos actuales somos muy neandertales

Dos estudios diferentes publicados en las revistas científicas Nature y Science confirman la cantidad de genes neandertales que corren por las venas de los humanos actuales. Según las investigaciones los restos de ADN neandertal estarían asociados a los genes implicados en la diabetes, el lupus, la enfermedad de Crohn e incluso con el hábito de fumar. Además, las indagaciones apuntan a que el genoma neandertal podría haber ayudado a los humanos modernos a adaptarse a entornos no africanos.

Hace tan solo cuatro años la antropología sorprendía al mundo apuntando que entre el 1 el 4% del genoma humano (2% de sus genes) provienen del hombre de neanderthal, una especie que apareció hace unos 400.000 años y se extinguió hace 30.000. A finales de 2013 un artículo publicado en Nature iba más allá y tras analizar el genoma del Homo Neanderthalensis, los investigadores comprobaron las cuatro especies humanas que convivían hace unos 50.000 años en el planeta se aparearon entre sí. Ahora estas nuevas investigaciones dan un paso más en la comprensión de nuestro árbol genealógico.


Según la investigación llevada a cabo por un grupo de genetistas de la Escuela Médica de Harvard (Estados Unidos) y publicada en Nature, los restos remanentes de ADN neandertal en los humanos modernos estarían asociados a los genes que afectan a diversas enfermedades, rasgos e incluso conductas. Así ocurre con la enfermedad de Cronh, el lupus, la diabetes tipo 2, algunas características de la piel y el pelo de los humanos actuales e incluso con la conducta de los fumadores.

Como explica David Reich, investigador de la Escuela de Medicina de Harvard y coautor del trabajo publicado en Nature, “ahora podemos estimar la probabilidad de que una determinada variante genética provenga de los neandertales. Podemos empezar a comprender cómo nos ha afectado este ADN heredado”.

Por su parte los investigadores de la Universidad de Washington secuenciaron el genoma completo de 600 personas no africanas de hoy en día y los comparó con el de los neandertales. Tal y como explican en Science, este análisis les ha permitido comprobar que el porcentaje de genes neandertales en cada individuo es pequeño, pero que en total podría haber sobrevivido en los humanos modernos alrededor de un 20% si juntásemos todas las pequeñas partes que hemos heredado las distintas poblaciones del mundo.

Las investigaciones de ambos equipos de investigación muestran que existen grandes partes de nuestro genoma sin ningún rastro de ADN neandertal, pero que en otras existen más restos de los esperados. En palabras de Sriram Sankararaman perteneciente al Departamento de Genética de la Facultad de Medicina de Harvard, Boston, Massachusetts, "la introducción de algunas de esas mutaciones neandertales eran perjudiciales para los antepasados de los no africanos y fueron eliminadas después por la acción de la selección natural". Igualmente, aquellas partes del genoma de los neandertales  que supusieron alguna ventaja adaptativa, se mantuvieron con el paso de los años, como puede ser el tipo de piel y de pelo.

"La historia de la evolución humana temprana es fascinante en sí misma, sin embargo, también tiene implicaciones de largo alcance para la comprensión del genoma humano moderno" explica Irene A. Eckstrand del Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales, que ha financiado parcialmente la investigación. "Cada pedazo de esta historia que descubrimos nos dice más sobre las contribuciones genéticas de nuestros antepasados para la salud humana moderna y las enfermedades" apunta la investigadora.

domingo, 26 de enero de 2014

Así aprende el cerebro a tener miedo

Un experimento ya clásico en Psicología demostró que el miedo se aprende. En 1920 el psicólogo conductista James Watson y su colaboradora Rosalie Rayner, ambos de la Universidad Universidad Johns Hopkins, llevaron a cabo un experimento que hoy consideraríamos muy poco ético.
El “voluntario” para su investigación fue el pequeño Albert, un niño de once meses. A Albert le dejaron jugar con una rata de laboratorio, ante la que no mostraba ningún temor. Tampoco se asustaba ante al presencia de otros animales con pelo, como un conejo. Pero Watson se preguntaba si podría lograr que el niño temiera a la rata si hacían un ruido fuerte que le asustara mientras jugaba con ella.
El estruendo lo provocaron golpeando con un martillo una barra metálica fuera de la vista del niño. Después de repetir esa operación unas siete veces, el sobresalto que experimentaba Albert al oír el ruido mientras jugaba con la rata hizo que empezara a temer al roedor incluso en ausencia del molesto estruendo. No sólo eso, el bebé generalizó su miedo otros animales con pelo, como un conejo y un perro. Habían provocado en el niño lo que los psicólogos denominan un miedo condicionado.

Miedo difícil de eliminar

Los investigadores pretendían después demostrar que el miedo también puede desaprenderse. Esta palabra no sólo está en el diccionario, sino que es fundamental en nuestra vida. Para ello habían planeado ofrecer al niño golosinas y, mientras las degustaba, acercarle la rata para que lograra deshacerse ahora de sus temores. Pero la madre del pequeño Albert, que trabajaba como niñera en el hospital donde se llevó a cabo el experimento, afortunadamente se llevó al niño antes de que pudieran comprobarlo. Hoy sabemos que probablemente no lo hubieran logrado, porque el miedo condicionado es muy difícil de eliminar.
Aunque ese experimento sea un ejemplo clásico de cómo aprendemos a tener miedo, casi todos tememos a cosas aparentemente neutras a las que hemos asociado a un hecho negativo. De hecho esa es la base también de las supersticiones.
Casi un siglo después del clásico experimento de Watson y Rainer una investigación publicada en el último número de la revistaScience explica cómo el cerebro es capaz de ligar el recuerdo de dos experiencias (oír un ruido y jugar con una rata, en el caso de Albert), para que posteriormente se despierte una sensación de temor persistente y difícil de eliminar.
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts han descubierto como dos circuitos del cerebro implicados en la memoria colaboran para unir recuerdos de sucesos que han ocurrido muy próximos en el tiempo. Se trata de una habilidad crítica que ayuda al cerebro a distinguir cuándo tiene que poner en marcha una respuesta de defensa frente a una potencial amenaza, como explica Susumu Tonegawa, que ha dirigido la investigación.
Esos recuerdos forman parte de nuestra memoria episódica y siempre contienen tres elementos: qué, cómo y cuando. Y el encargado de coordinarlos es el hipocampo. Lo logra con la ayuda de otra estructura próxima, denominada corteza entorrinal, que recibe la información sensorial (sonidos, imágenes) de otras áreas del cerebro.

Establecer relaciones

Se conoce bastante bien cómo el cerebro logra establecer una relación entre lugares (dónde) y sucesos (qué). Unas células especializadas del hipocampo, llamadas neuronas de lugar, excitan cuando estamos en el lugar donde nos ocurrió algo. Ese algo puede ser negativo (seguro que Albert empezaba a llorar al entrar en la sala donde se hacían los experimentos) o positivo, porque también podemos asociar lugares a experiencias placenteras y reaccionar en consonancia (el lugar dónde vimos por primera vez a nuestra pareja, por ejemplo).
Pero se conoce menos sobre el proceso que nos permite unir dos sucesos en el tiempo (ver la rata y escuchar el sonido). Y ahí es donde profundiza el nuevo trabajo de Tonegawa publicado en Science.
En un trabajo previo había identificado en el cerebro de roedores un circuito indispensable para que un sonido pudiera asociarse con una descarga eléctrica que podía ocurrir en un intervalo inferior a 20 segundos. Este circuito conecta una de las tres capas de células de la corteza entorrinal (la tercera) con una región del hipocampo denominada CA1. La corteza entorrinal es la que recibe los estímulos sonoros y visuales. Cuando este circuito falla, no se pueden establecer relaciones temporales entre dos sucesos.
Ahora han descubierto en la capa media de la corteza entorrinal (capa 2) un tipo de células que han denominado “neuronas islas”, porque se agrupan formando círculos. Estas “islas” también están en conexión con la capa CA1 del hipocampo y crean otro circuito diferente que determina esa ventana temporal, de 20 segundos en el caso de los ratones, en los se puede aprender a tener miedo uniendo dos experiencias independientes, pero seguidas en el tiempo.

Manipular memorias

Por medio de una técnica nueva denominada optogenética, que permite “encender y apagar” a voluntad grupos de neuronasen el cerebro de un roedor vivo, han demostrado que los dos circuitos deben colaborar para dar lugar a una experiencia de miedo condicionado como la del pequeño Albert.
Incluso han podido extender o acortar en los ratones la ventana temporal de esos críticos 20 segundos. Y lo han logrado manipulando ambos circuitos. Potenciando el primero o suprimiendo el segundo, la venta temporal se ensancha.
Con estas modificaciones artificiales del circuito de la memoria, los investigadores creen que mientras las células del hipocampo (CA1) están activas, la memoria del sonido que oían los ratones antes de recibir el calambre se mantiene “viva” el tiempo suficiente para que todavía esté presente cuando se efectúa la descarga eléctrica.
Para los animales, y también para los humanos, estas rutas cerebrales que permiten asociar memorias son importantes. Y el equilibrio entre ambas es crucial para encontrar un punto medio entre quedarnos paralizados por el miedo o ir por la vida completamente despreocupados de las situaciones amenazantes.