La crisis económica ha desplazado de la agenda política otros asuntos graves, entre ellos el cambio climático, pero no por ello han desaparecido. Al contrario. El panel intergubernamental creado por Naciones Unidas para el estudio del calentamiento global, integrado por 831 científicos de 85 países, ha emitido un nuevo informe que no solo confirma los vaticinios del de 2007, sino que advierte de que algunos fenómenos se están acelerando. La masa de hielo de Groenlandia y del Antártico se derrite en mayor proporción y más rápidamente de lo esperado, lo que obliga a revisar las estimaciones de aumento del nivel de mar. El nuevo informe calcula que subirá entre 26 y 82 centímetros a lo largo de este siglo.
Los trabajos realizados en estos seis años han permitido precisar con mayor exactitud muchos datos, por ejemplo los del calentamiento de la capa superior de los océanos, y reforzar el nivel de certeza (del 90% al 95%) sobre la responsabilidad de la actividad humana en el cambio climático, causado por el uso de combustibles fósiles en la industria y el transporte. La concentración de CO2 en la atmósfera ha crecido desde 1880, coincidiendo con la industrialización, un 40% y ha provocado un aumento de la temperatura media del planeta de 0,85 grados. Pero esto es solo el comienzo. De no adoptarse medidas, la temperatura puede llegar a subir hasta 4,8 grados de aquí a final de siglo.
Una de las manifestaciones del cambio climático es la exacerbación de las manifestaciones climáticas extremas. Por su situación, España es uno de los lugares que más puede sufrir sus consecuencias. La temperatura media ha subido 1,5 grados en los últimos 30 años, casi el doble que la media mundial. Y sin embargo, la política económica adoptada por el Gobierno va en dirección opuesta a la que recomienda el panel intergubernamental, que aconseja apostar con decisión por las energías renovables.
Los detalles se darán a conocer más adelante, pero los científicos del panel, reunidos en Estocolmo, han elaborado un primer informe dirigido a los líderes políticos del mundo con una advertencia: si no se reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, las consecuencias serán devastadoras, incluso en el menos malo de los escenarios. La lucha contra la crisis no es incompatible con la lucha contra el cambio climático. Al contrario. Deberíamos aprovechar la oportunidad para avanzar hacia un modelo industrial basado en las energías limpias.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2013/09/28/opinion/1380393970_191411.html
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