miércoles, 30 de abril de 2014

La lejía y cómo revolucionó la salud

El hipoclorito sódico, comúnmente llamado lejía, está presente en 8,5 de cada diez hogares españoles. O lo que es lo mismo, 14 millones de hogares usan este producto. Pero… cómo nació y cómo se descubrieron sus múltiples usos. Su historia se inicia en Francia en el Siglo XVIII, cuando Claude Louis Berthollet empezó a experimentar con un elemento nuevo –el cloro- para conseguir “el mismo efecto blanqueante que el oxígeno del aire”. Esta nueva solución acuosa de cloro se llamó Eau de Javel, en honor al pueblo donde había sido descubierta. En 1792, desarrollaron la lejía de hipoclorito potásico y en 1820 el farmacéutico Labarraque cambió el potasio por el sodio. Así nació la lejía moderna, cuya fórmula se ha mantenido hasta nuestros días.

Hace 125 años, en 1889, la empresa catalana Casamitjana Mensa empezó a comercializar en España la lejía, cada vez más popular por sus efectos blanqueantes y su eficacia en la prevención de ciertas enfermedades. El lanzamiento de Estrella-Conejo y su efecto blanqueante revolucionó las coladas de los hogares españoles a principios del siglo XX. Le siguieron las marcas Neutrex y Estrella, hoy todas bajo el paraguas de la firma Henkel Ibérica.

La lejía y la salud
A finales del siglo XIX, Luis Pasteur descubrió que las infecciones y las transmisiones de enfermedades se deben a la existencia de microorganismo. Y la lejía se convirtió en un poderosos desinfectante para los hogares.

Previene las alergias comunes, ya que la limpieza frecuente de sábanas, cortinas, fundas de cojines, etc, resulta imprescindible para eliminar las sustancias que desencadenan las reacciones alérgicas al polen y los ácaros del polvo.

Las esporas del moho pueden provocar brotes de asma y otras enfermedades respiratorias, sobre todo en los niños. Por eso se recomienda usar lejía para acabar con este enemigo, siempre que se combine con buenas prácticas de ventilación de los espacios cerrados.

Otra ventaja es su inocuidad para el medio ambiente: tras ser utilizada, se convierte en sal común. Una vez desechada en el sistema de alcantarillado, su vida media es de pocos minutos. De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda el uso de lejía para la desinfección del agua de bebida en países del Tercer Mundo.

La lejía y el hogar
Tres marcas líderes en España, comercializadas por Henkel, incorporan este aliado indispensable en el hogar. La más veterana, la lejía Conejo, garantiza la desinfección incluso del agua, las bebidas, las frutas, las verduras... Neutrex, que nació en 1972, ofrece el máximo poder blanqueante para la ropa e incorpora elementos fibroprotectores. Además, lanzó la primera modalidad densa para evitar salpicaduras durante su uso. Y por último, en 1984, apareció Estrella, la mejor opción dos en uno: detergente con lejía para lograr la máxima limpieza y desinfección sin huella. Fue una auténtica revolución del mercado, que se desarrolló tras observar que los consumidores echaban un chorrito de lejía a su detergente habitual para fregar el suelo.

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