Un nuevo estudio le dice al mundo lo que los dudeños de perros ya sabían: que los caninos tienen emociones junto con los humanos.
Gregory Berns, un profesor de Neuroeconómica de la Emory University, ha pasado los últimos dos años entrenando perros para que entren en un escáner de Imágenes por Resonancia Magnética “completamente despiertos y sin ataduras”.
Berns dice que los escaneos revelan que la estructura y la función del núcleo caudado es similar en los cerebros de perros y humanos y que el celebro de los caninos detecta olores y voces conocidas, al igual que los humanos.
Durante cinco años, Berns junto con sus colegas se pusieron a entrenar perros para que entraran a maquinas de resonancia magnética de manera voluntaria, con el fin de estudiar su celebro. Un procedimiento similar a los estudios que se le realizan a los humanos. Anteriormente se intentó hacer la resonancia, sin embargo, para realizarla se necesita estar quieto –una situación casi imposible para los perros– , por lo que se necesitaba anestesiarlos. Pero ante la anestesia, los perros no podrían sentir, así que se decidió entrenar a los animales para que se realizara el estudio.
Los investigadores aseguraron que “sólo se utilizaron métodos de entrenamiento positivo; donde no los sedamos ni los forzamos”. Ya que contaron con la colaboración de Mark Spivak un entrenador de mascotas y con él los perros aprendieron a entrar a la máquina de resonancia, a permanecer quietos durante 30 segundo y a usar protectores de oído.
Berns y sus colegas registraron la actividad del núcleo caudado en los perros cuando se les mostró una señal manual que significaba que recibirían una recompensa en forma de alimento.
“El caudado está significativamente más activo ante la señal manual de ‘recompensa’ en comparación con la señal manual de ‘no recompensa’”, expone el estudio. Esto sugiere que los perros experimentan emociones positivas cuando anticipan algo bueno.
“En los perros, hallamos que la actividad en el caudado incrementó en respuesta a las señales manuales que indicaban comida”, escribió Berns en el Times. “El caudado también se activó ante el aroma de humanos familiares. Y en pruebas preliminares, se activó ante el regreso de un dueño que momentáneamente se alejó de su vista”.
“Esta capacidad de los canes para experimentar emociones positivas, significa que tienen el mismo nivel de sensibilidad que la de un niño. Y esta capacidad sugiere un replanteamiento de la forma en que tratamos a los perros”, expresó Berns.
Berns señala que esto no prueba que los perros tengan la habilidad de amar a los humanos, pero dice que los resultados pueden indicar que existen las emociones caninas y que arrojan una luz sobre la relación humano-canina.
“Si bien el estudio de la mente canina es fascinante por sí misma, también proporciona un espejo único hacia la mente humana”, afirma el estudio. “Porque los humanos, en efecto, crearon a los perros a través de la domesticación, la mente canina refleja el cómo nos vemos a nosotros mismos a través de sus ojos, oídos, y narices de otras especies”.
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