El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha presentado en la cumbre del Clima de Varsovia un estudio científico en el que se asegura que las emisiones del óxido nitroso, conocido como gas de la risa, pueden llegar a doblarse en 2050. Su efecto tiene 300 veces el potencial de calentamiento del C02, por lo que es un enemigo que hay que abatir si se quieren mantener el aumento de las temperaturas del planeta por debajo de los dos grados, tal y como pretenden los 190 miembros que integran la Cumbre de Cambio Climático de Naciones Unidas.
Este gas, que se emite al utilizar muchos fertilizantes de agricultura y también en el transporte, es uno de los que más efecto causan a la capa de ozono y es el tercero que más efecto invernadero produce en la atmósfera. Los cálculos del trabajo, en el que han participado expertos y científicos de 35 organizaciones, recogen que las medidas de mitigación de este gas podrían producir un ahorro anual de 160.000 millones de dólares en diversos sectores. Solo en reducción de fertilizantes acarrearía un ahorro de 23.000 millones de dólares al ano. Este gas también se emite con la producción eléctrica, manufacturas químicas y acuicultura.
El trabajo ha dibujado tres escenarios. En el caso de que todo siguiera como está, las emisiones del gas de la risa podrían crecer en torno a un 83% entre 2005 y 2050. Si se empiezan a poner medidas moderadas, se reduciría a un 26% y en el caso de que nos concienciemos mucho, la bajada sería de un 22%. El director ejecutivo de la UNEP, Achim Steiner, ha asegurado que están tratando de poner en marcha una serie de medidas para catalizar esta reducción de emisiones mediante la eficiencia energética y la implantación de energías renovables.
"Aunque no tenga tanta prevalencia en la atmósfera como el CO2 en términos de masa, el N2O también conocido como gas de la risa, está lejos de convertirse en un asunto cómico tanto por sus efectos sobre el clima como por su daño al ozono tiene un desproporcionado impacto en el calentamiento global por sus propiedades radiactivas y el largo tiempo que permanece en la atmósfera, unos 120 años de media", relató Steiner. El representante de Naciones Unidas ha animado, dentro de una senda de prácticas voluntarias, a que se incrementen los cultivos sostenibles, como sembrar los alimentos cuando es la temporada, o reducir el uso de fertilizantes, porque además de reducir gastos se puede ayudar al planeta para que los efectos de este gas sean menores.
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