Ser mejor padre a través del coaching.
- Expresiones tan manidas como, “el profesor le ha cogido manía” o “le entra por una oreja y le sale por otra” evidencian, de acuerdo a los expertos, nuestras limitaciones en el ejercicio de la paternidad
- “Cuando nos llega el momento de ejercer como padres solemos imitar lo que hicieron nuestros progenitores con nosotros mismos, incorporando algunas ideas que hemos aprendido por el camino” señala Rafael Adame, Master Coach de TISOC Coaching
Barcelona, Marzo de 2013.- Con motivo del Día del Padre TISOC Coaching ha lanzado un listado de clichés heredados de nuestros padres en los que reincidimos al llegar a la edad adulta y abordar la paternidad. Expresiones tan manidas como, “el profesor le ha cogido manía” o “le entra por una oreja y le sale por otra” evidencian, de acuerdo a los expertos, nuestras limitaciones en el ejercicio de la paternidad.
En palabras de Rafael Adame, Master Coach de TISOC Coaching y Responsable del curso Coaching para padres: “Cuando nos llega el momento de ejercer como padres solemos imitar lo que hicieron nuestros progenitores con nosotros mismos, incorporando algunas ideas que hemos aprendido por el camino. Sin embargo, existe la posibilidad de ver las cosas desde otra perspectiva, descubrir nuevas habilidades y adoptar estrategias que te permitan retomar la armonía en tu vida” señala.
El curso Coaching para padres de TISOC Coaching es una herramienta testada para mejorar relaciones entre padres e hijos y para contribuir al desarrollo de un estilo propio como padres. A través de esta metodología se contribuye al desarrollo de la comunicación, lo que deriva en la construcción de relaciones de calidad. “Todos nos hemos encontrado alguna vez sin respuestas o sin recursos frente a nuestros hijos. Ante las dudas suelen aparecen abuelos, tíos o amigos que, con el ánimo de ayudar, terminan distorsionando la estabilidad emocional de los padres”, añade Adame.
Los 8 comportamientos que viste en tu padre y que juraste no repetir en tus hijos
“Pide por esa boca, cariño mío”
Compras cualquier cosa que pidan y accedes a muchos caprichos para compensar tu falta de disponibilidad. De esa manera intentas limpiar tu sentimiento de culpabilidad por no estar con tus hijos el tiempo que necesitan.
“El profesor le ha cogido manía”
Si ante cualquier dificultad que deban enfrentar tus hijos asumes que la culpa siempre es de alguien o algo externo, no estás fomentando en ellos el sentido de la responsabilidad.
“Niñeros digitales”
No das abasto. Tras una larga jornada de trabajo tienes más trabajo en casa esperando. Y es tentador dejarse llevar por la solución más cómoda: dejar que el televisor, el ordenador o la videoconsola se ocupen de entretener a nuestros hijos.
“Ellos ya saben que les quiero”
Eres su padre o su madre, y todos damos por sentado que los padres y madres quieren a sus hijos, pero: ¿se lo dices? Ellos, y tú también, necesitan que les digan que son queridos e importantes.
“Solo entiende el castigo”
El castigo es la vía más rápida y cómoda para que un niño o niña deje de hacer lo que no debe. Y puede funcionar si lo que quieres es que deje de comportarse mal… ¡delante de ti¡ Pero al castigarle no estás cambiando un hábito, simplemente delimitas el ámbito donde se produce: cuando tú no estás.
“Poli bueno, poli malo"
En el núcleo familiar deben vivirse unos valores y unas formas de hacer compartidos. La falta de unidad en los progenitores desorienta a pequeños y jóvenes. Puede haber discrepancias, es natural, pero los padres deben enseñar a sus hijos a gestionarlas de forma abierta y transparente.
“Me saca de mis casillas”
Los hijos, a medida que van creciendo, van desarrollando sus propios intereses y deseos y, afortunadamente, empiezan a defenderlos y reclamarlos. Si no los compartes o no te parecen adecuados, chillar y perder los nervios es la mejor manera de autorizar la violencia verbal. ¡No pidas silencio a voces!
“Le entra por una oreja y le sale por otra”
No te esfuerces en articular largos discursos sobre buenos modales y buen comportamiento; no les interesan. Demuestra con tu propio comportamiento lo que está bien y lo que no lo está, eso sí, ten siempre preparado un buen argumento. El “porque lo digo yo” es difícil de entender hasta para ti ¿verdad?
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