A la espera de la ansiada misión de traer muestras de Marte para analizarlas en los laboratorios terrestres, la buena suerte acompaña a veces a los científicos en forma de trozos del planeta vecino servidos a domicilio, aunque sacado de su contexto. El meteorito NWA 7533, de 84 gramos, adquirido en Agadir (Marruecos), en 2012, es un fragmento de la corteza primitiva de Marte, según afirman los científicos que lo han analizado a fondo. Puede tratarse de la primera muestra reconocida de la corteza primitiva de Marte, afirma la revista Nature en la que Mu
nir Humayun (Universidad del Estado de Florida) y sus colegas presentan su estudio del NWA 7533.
Las rocas de Marte que llegan a la Tierra se habrían desprendido de su planeta por el impacto de algún cuerpo suficientemente potente como para salir despedidas y superar el campo gravitatorio allí. Vagan por el espacio y pueden acabar cayendo en el Tierra. Para los científicos, estos meteoritos son tesoros que buscan activamente, por ejemplo en la Antártida, donde las superficies heladas no solo facilitan su localización, sino que los preservan en condiciones casi prístinas, señala el especialistas Harry Y. McSween en Nature. También las arenas desérticas del Noroeste de África resultan un terreno favorable para dar con meteoritos, pero allí los científicos, más que encontrarlos, los tienen que comprar.
Es el caso del NWA 7533, adquirido en 2012, que debió de formar parte de una roca más grande que se fragmentó al atravesar la atmósfera terrestre. Se han recuperado al menos cinco trozos, señala McSween.
El análisis realizado ahora por Humayun y su equipo sitúa el origen del meteorito en el terreno elevado del hemisferio sur marciano. La roca está hecha de fragmentos que contienen circones probablemente formados por la refundición de la corteza primaria de Marte. Además, según las dataciones, tienen una edad (4.428 millones de años) similar a los circones terrestres y lunares, lo que implica una cronología paralela en la formación de la corteza primaria en Marte, la Tierra y la Luna, señala Nature.
McSween señala que la datación de otro meteorito relacionado con este, el NWA7034, es de 2.100 millones de años, lo que podría indicar que la roca original que se fragmentó al atravesar la atmósfera terrestre era una mezcla de diferentes componentes.
El NWA 7533 contiene fragmentos cuya composición química es casi idéntica a la de rocas basálticas analizadas por el robot Spirit ,de la NASA, durante su exploración del cráter Gusev de Marte.
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